William René González-Alvarez, Diana Luz Escobar-Ospino, Jorge Homero Wilches-Visbal
Ante un escenario de vacunación obligatoria en Colombia, un ciudadano en pleno uso de sus capacidades mentales puede tomar la decisión de ser vacunado o no. Los niños, adolescentes y personas incapaces de dar su consentimiento deberían recibir las vacunas con autorización previa de sus padres, debido a los criterios paternalistas en salud y la legislación. Por tanto, es razonable considerar que las personas adultas deben asumir las consecuencias de tal decisión, ya que la autoridad competente (el defensor de familia, el comisionado de familia o inspector de policía) puede iniciar un proceso de restablecimiento de derechos.
La inmunización es una de las intervenciones sanitarias conocidas más biológicamente efectivas y socialmente rentables que ha logrado reducir drásticamente la mortalidad infantil y la prevalencia de enfermedades. A nivel global, se reconoce el éxito en salud pública de las vacunas, por la erradicación de enfermedades como la viruela, y la considerable reducción de otras como la poliomielitis y el sarampión. A pesar de ello, la producción en tiempo récord de la vacuna contra la COVID-19 han despertado diversas inquietudes y objeciones bioéticas.
El objetivo del presente artículo es hacer una aproximación interdisciplinaria a las interrogantes que, prima facie, se asocian a la aplicación o no de la vacuna.
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