John D Hart, Kulkanya Chokephaibulkit, Mayfong Mayxay, Anna Lisa T Ong-Lim, Salanieta T Saketa and Fiona Russell.

Junto con los esfuerzos para administrar refuerzos a la vacunación contra COVID-19, la prioridad debe ser vacunar a una alta proporción de la población mundial con el esquema total de dosis de la vacuna. Se deben explorar nuevas estrategias para reducir la cantidad de vacuna necesaria y mitigar la escasez de las mismas.

A medida que la variante de preocupación Ómicron se extiende rápidamente por todo el mundo, algunos países están ampliando sus programas de refuerzo para ayudar a protegerse contra la inminente ola de infecciones.

Gran parte de la evidencia relacionada con los refuerzos pre-Ómicron sigue siendo relevante para las decisiones de políticas de refuerzo, aunque los plazos pueden acelerarse debido a la nueva variante y el enfoque principal debe permanecer en vacunar a aquellos con alto riesgo de resultados graves.

A medida que los países implementen refuerzos, y cada vez más en el contexto de Ómicron, esto afectará el suministro mundial de vacunas y creará una mayor inequidad. Para abordar esto, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias está evaluando refuerzos de dosis fraccionarias. Las dosis fraccionadas podrían reducir potencialmente los efectos secundarios, así como proporcionar una opción de estiramiento de la dosis y ser más asequible, ambos factores particularmente importantes en la región de Asia y el Pacífico, donde el suministro de vacunas ha sido una limitación en el despliegue. Los estudios de inmunogenicidad muestran que los refuerzos de media dosis de Pfizer/BioNTech o Moderna, inducen anticuerpos altamente neutralizantes contra variantes, e incluso dosis más bajas con administración intradérmica están mostrando resultados prometedores.

El enfoque debe permanecer en la prevención de resultados graves. Existe evidencia clara de que se necesita una tercera dosis para las poblaciones de edad avanzada e inmunocomprometidas para cualquier variante. La protección contra los resultados graves de las variantes Ómicron y Delta parece preservarse en su mayoría después de una serie primaria de las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y AstraZeneca.

Sin embargo, junto con los esfuerzos para administrar refuerzos, la prioridad debe seguir siendo vacunar a una alta proporción de la población mundial elegible con dos dosis de vacuna. Se deben explorar nuevas estrategias de administración para reducir la cantidad de vacuna necesaria para mitigar la escasez de vacunas.

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