Personal de salud impulsa la vacunación para ampliar cobertura y salvar vidas
Cuando en el Perú se confirmó el primer caso de la COVID-19, el 5 de abril del 2020, quienes estuvieron en la primera línea del combate frente a ese virus –del que se conocía muy poco y no tenía vacuna–, fueron los funcionarios públicos y personal de salud que hasta hoy siguen esforzándose para salvar vidas.
La pandemia, la declaración de alerta sanitaria y el aislamiento obligatorio evidenciaron las dificultades del sistema de salud peruano; la respuesta del personal tuvo como eje el apoyo en la ciencia, pero, además mística y entrega, para poder ayudar a luchar contra una pandemia que hasta julio del 2022 se ha cobrado la vida de más de 200 mil personas.
En Ayacucho, de acuerdo al Repositorio Único Nacional de Información en Salud (REUNIS), hay un registro de más de 2,340 víctimas, en ese mismo lapso.
La llegada de las vacunas permitió que el personal de salud tenga fe y esperanza para poder salvar vidas. Los y las médicos, enfermeras y técnicas de Ayacucho, teniendo la inspiración en sus ancestros: los guerreros Wari, redoblaron sus esfuerzos para impulsar la vacunación en esta zona del sur del Perú.
Junto al impulso de la vacunación, también se buscó sensibilizar a la población sobre la importancia de las medidas sanitarias que consideran el adecuado lavado de manos, el uso adecuado de mascarillas y el distanciamiento social, acciones que permiten evitar contagios.
La presencia regional del proyecto «Apoyo a la vacunación COVID-19 en el Perú» –ejecutado por Prisma con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)— es uno de los factores que han permitido la ampliación de la cobertura de inmunizaciones en esta región.
“Nosotros como Red de Salud de Huamanga hemos tenido el apoyo de la ONG Prisma que nos han apoyado en la capacitación de la vacunación, sobre todo, en la evaluación de cómo vamos a nivel de todos los distritos y los establecimientos de salud; y, también se ha hecho el fortalecimiento de capacidades en lo que es la estrategia sanitaria: inmunizaciones y cadena de frío. Agradecemos a Prisma por el apoyo, que también nos está apoyando en algunas intervenciones a nivel de todos los distritos de Ayacucho” – Pilar Puza Velasquez, Coordinadora de Inmunizaciones de la Red de Salud de Huamanga.
El proyecto tiene un enfoque intercultural y de respeto ciudadano que ha logrado desmentir informaciones falsas y mitos, difundidos con mala intención por los grupos antivacunas. La verdad y el respeto de la cultura, las costumbres y del entorno, han permitido que la población confíe en la vacunación.
Además, se ha trabajado en la mejora de las capacidades del personal de salud, se colabora para la mejora de las condiciones técnicas de los vacunatorios y fortalece su gestión. El proyecto también ha logrado la articulación y participación de las autoridades y la sociedad civil, con un trabajo cercano a líderes sociales y agentes comunitarios de salud.
“Es importante fortalecer las capacidades del personal de salud, apoyar su perseverancia y compromiso en la lucha contra la COVID-19, para ello el equipo de la región Ayacucho del proyecto Apoyo a la vacunación COVID-19 en el Perú está en constante coordinación con el personal de la Dirección Regional de Salud de Ayacucho – Diresa, siempre visitamos sus redes y establecimientos de salud, para generar acuerdos y compromisos” – Eloísa Oré, Coordinadora regional de Ayacucho
El equipo regional trabaja para fortalecer las capacidades del personal de la Diresa Ayacucho, las redes de salud, autoridades locales y agentes comunitarios; para ello ha desarrollado 69 reuniones de asistencia técnica y 27 talleres, con la participación de 1,170 personas.
Se reconoce que aún no se logran los niveles óptimos de cobertura de vacunación, pero no se puede dejar de destacar la perseverancia del personal de salud y del equipo técnico de Prisma que trabajan día a día para regresar a la ansiada ‘normalidad’.
En el Perú y en Ayacucho se enfrenta la cuarta ola de la COVID-19 pero, pese al aumento de casos, se están reduciendo las muertes porque las vacunas evitan que las personas desarrollen síntomas graves o que ingresen a un hospital con serias complicaciones de salud.
La evidencia es contundente, desde la llegada de las vacunas, las muertes a causa de la COVID-19 han disminuido y se ha comprobado que las vacunas son el arma más poderosa para salvar vidas.
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