Abigail, una heroína contra la COVID-19
A sus 19 años, Abigail Chanduví estudia enfermería técnica por las noches y ayuda durante las campañas de vacunación contra la COVID-19 por las mañanas. Desde marzo del 2021, Abigail es una de las 350 personas que forman parte del grupo de voluntarios que apoyan en las jornadas de vacunación en Lambayeque para que más personas, adultos, jóvenes y adolescentes tengan la mejor defensa contra el coronavirus.
En los días en los que se programa la vacunación, Abigail está en el área de triaje, en donde se encarga de ayudar a las personas a llenar un formulario donde colocan sus datos y dan su consentimiento para vacunarse. “Además, se les toma la saturación de oxígeno y la frecuencia cardiaca. Les preguntamos si tienen alguna comorbilidad y en ese caso, les preguntamos si es controlada o sino los derivamos con el doctor de turno”, explica Abigail.
Según Patricia Álvarez, técnico regional del proyecto “Apoyo a la vacunación COVID-19 en el Perú”, el área de Promoción de la Salud (Promsa) de la Geresa convocó a voluntarios y voluntarias para que participaran durante las jornadas de vacunación y contribuyan a fortalecer y acelerar cada una de estas. En este punto, el proyecto ha brindado capacitaciones técnicas y entrenamiento en campo a cada uno de los voluntarios con el fin de que cumplan con su rol adecuadamente. “A los voluntarios los acompañábamos a cada actividad de vacunación y les enseñábamos cómo cumplir cada tarea y qué hacer en triaje u observación; cualquier duda que tuvieran se la resolvíamos para que sepan cómo informar a las personas”, resalta Álvarez.
Pero la experiencia de Abigail en la vacunación no se limita al ámbito informativo, ella cuenta que le ha tocado ser consejera en lo emocional “de a quienes les invade el sentimiento”. “Algunas personas llegaban a vacunarse y les entraba nostalgia porque se acordaban de que otros familiares no pudieron llegar a la vacuna, lloraban mucho. Eso me causaba tristeza pero les recordaba que ahora ellos tenían una gran oportunidad para que puedan protegerse y sigan con su vida”, narra.
La importante labor de Carlos
Al igual de Abigail, Carlos Barturen también es estudiante de enfermería técnica y es voluntario desde hace 9 meses. Pero a diferencia de su compañera, su labor es observar a las personas durante los 20 minutos posteriores a haber recibido la vacuna, e informar que en caso presenten dolor de cabeza, fiebre o dolor muscular tomen un paracetamol de 500 miligramos o acudan al centro de salud más cercano, en caso presenten algunos síntomas mayores. “Si dentro de los 15 minutos algún paciente presenta alguna reacción adversa a la vacuna como mareos o desmayo, se le avisa al doctor”, indica Barturen.
Carlos confiesa que ha reforzado estos conocimientos gracias a las capacitaciones que organiza la Gerencia Regional de Salud Lambayeque, y en las cuales el proyecto «Apoyo a la vacunación COVID-19 en el Perú» aporta con los expositores. “He aprendido mucho, sobre todo con respecto a las vacunas, antes no sabía de dónde venían las vacunas o qué hacer en caso haya un efecto secundario, con eso he reforzado mi conocimiento y hasta he aprendido más, ya luego con las clases de mi carrera”, asegura Barturen.
Hasta la fecha, según Álvarez, se ha capacitado a 101 voluntarios durante la primera capacitación; mientras que la segunda jornada reunió a 90 voluntarios más. “En las capacitaciones dirigidas a los voluntarios, Prisma ha cumplido un papel capacitador informando sobre el proceso de vacunación y desmintiendo mitos sobre la misma”, resalta.
Carlos cuenta que sus padres no estaban de acuerdo con su labor debido a la falta de remuneración económica, pero el compromiso consigo y la comunidad resalta. “No me importa lo que digan, yo lo hago porque así gano experiencia en salud y apoyo a la gente. Además, no me perjudicaba porque contaba con pasajes”, aclara.
Álvarez señala que el proyecto, además de las capacitaciones y los entrenamientos en campo, también ha cubierto los pasajes de los voluntarios y los almuerzos cuando ellos debían hacer jornadas largas. “Hoy seguimos cubriendo los pasajes de los voluntarios en las zonas altoandinas”, dice Álvarez. De acuerdo con la especialista, Prisma ONG sigue apoyando a los voluntarios y voluntarias con sus pasajes porque –según la Gerencia Regional de Salud Lambayeque- en sectores como Incahuasi o Cañaris aún se necesita cerrar las brechas de la vacunación.
Elvita y su importante rol contra la COVID-19
Elvita Guzmán es otra de las voluntarias que alberga las jornadas de vacunación y su rol incluye ordenar a las personas que se van a vacunar y verificar que sus datos sean correctos. “Estoy muy feliz porque día a día viene mucha gente con la ilusión de tener su segunda dosis, aunque el trabajo es cansado, muchos están desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche cuando hay vacunación, pero es muy gratificante”, dice Elvita. Ella cuenta que incluso le ha tocado informar a las personas que llegan temerosas o desconfiadas a preguntar por los efectos de las vacunas. “Como nos han capacitado usamos lo que hemos aprendido para informar a las personas y desmentir creencias falsas, siempre les decimos que todas las vacunas son buenas”, señala.
Los voluntarios como Abigail, Carlos y Elvita han sido otra gran fuerza, junto con el personal de salud, que ha permitido cerrar las brechas de vacunación y lograr la inmunización de cientos de personas de forma más rápida. “Tendría que sacarme el sombrero ante todo el trabajo que vienen realizando, agradecerles por su alto espíritu de colaboración y compromiso con la salud de su comunidad y reconocer que sin ellos no habríamos podido avanzar en la cobertura de la inmunización en la región”, señala Álvarez. Porque juntos podemos apoyar, desde lo poco o mucho que hagamos, a acabar con esta pandemia.
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