La inactividad y la mala alimentación son las principales causantes de una enfermedad que cada día se acrecienta más en el mundo: la obesidad, un grave mal que atenta gravemente contra la salud de los niños y las personas que la padecen.
Las cifras son alarmantes: hasta el año 2014 habían 40 millones de niños de hasta 5 años obesos en el mundo y, según la OMS, el número aumentaría a 70 millones para el 2025.
En el Perú, de acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES) 2013, un 24.0% de niños entre 3 y 5 años presentaron sobrepeso, un 7.6% obesidad y de éstos un 1.6% obesidad grave o mórbida.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Perú ocupa el octavo lugar en el ranking mundial de obesidad infantil junto a países como Chile y México.
Pero, ¿qué es la obesidad?
La obesidad es una enfermedad que se da cuando el cuerpo tiene demasiada grasa corporal. Tanto la obesidad como el sobrepeso, donde también hay incremento de la grasa del cuerpo, aumentan el riesgo de padecer las llamadas enfermedades no transmisibles o crónicas como la diabetes, problemas cardiacos, artrosis e incluso cáncer, entre muchos otros, que disminuyen los años de vida sana de las personas. Es necesario saber que, mientras el sobrepeso es más fácil de tratar, la obesidad es una enfermedad más preocupante que puede desencadenar otros serios problemas de salud y llegar a ser mortal.
El problema de esta enfermedad es que muchas veces no se le da la importancia que merece, lo que termina provocando, a corto o mediano plazo, nuevos padecimientos. Algunas personas, incluso, tienden a pensar que el hecho de que sus hijos o hijas estén “gorditos” significa que están bien alimentados y por ende gozan de buena salud. Nada más lejos de la realidad.
Las causas de la obesidad suelen ser la vida sedentaria y el consumo de alimentos con altos índices de grasa saturada (alimentos fritos o comida chatarra) y azúcar. Si bien vivimos en una sociedad donde cada vez se hace menos actividad física y se come peor, es necesario que sepamos que este estilo de vida afecta notablemente la salud de nuestros niños.
Otro problema frecuente que causa obesidad es el estado anímico de nuestros niños. De esta manera los problemas familiares, el bullying o cualquier otro motivo por el cual el niño o niña puede sentirse deprimido, pueden causar un aumento de ansiedad y, por consiguiente, un incremento de la ingesta calórica debido a que comer en exceso es un calmante de dicha ansiedad.
Se habla de que la obesidad es “la epidemia del siglo XXI” y hasta se le llega a comparar con una enfermedad tan mortal como el cáncer, que detectada a tiempo el altamente curable. Por estas razones es necesario que recapacitemos y empecemos a velar por la buena alimentación de nuestros hijos e hijas y evitemos la obesidad.
El cuerpo debe consumir únicamente la cantidad de calorías que necesita (provenientes de fuentes saludables). Si el niño o niña consume más calorías de las necesarias, su cuerpo empezará a almacenar mucha grasa y entonces empezarán los problemas. Los especialistas también afirman que los niños obesos tienden a llevar esta enfermedad hasta la adultez, haciéndola mucho más difícil de controlar y bastante más peligrosa. Otro dato alarmante que nos da la OMS es que cada año mueren 2,6 millones de personas a consecuencia del sobrepeso y la obesidad.
Entonces, ¿cómo podemos evitar que nuestros niños padezcan esta enfermedad?
Es importante que, como padres de familia, busquemos siempre cuidar la salud de nuestros hijos y evitemos todo tipo de enfermedades de las que pudieran ser víctimas. Por ello, debemos asumir un rol protagónico en casa e incentivar la buena alimentación, rica en frutas, verduras y proteínas y evitar el consumo de frituras y grasas saturadas; programar los horarios de alimentación y controlar las raciones en casa, pues comer a deshoras y en gran cantidad es otro causante de la obesidad.
Debemos incentivar también la recreación y la actividad física en nuestros niños; esto no solo logrará beneficiar su salud y controlar su peso, sino que también impulsará su desarrollo intelectual y psicológico.
Fomentemos en nuestros niños buenos hábitos de alimentación y evitemos que sean presos de una obesidad de la que es muy difícil revertir. Mientras más esperemos para actuar en contra de este terrible mal, más complicado será para el niño cambiar sus formas de alimentarse.
¡Dile NO a la obesidad, SÍ a la vida!