“Allin Camukunki” (‘Bienvenidos’), nos saluda en quechua alegremente José Chuquipoma Huanca, técnico en enfermería y encargado del Establecimiento de Salud I-1 del Centro poblado de Jacapampa en Huarmaca, Piura. Quizá cuando pensamos en Piura, imaginamos arena y playas desérticas; pero lo cierto es que, Piura también es sierra donde existen familias y comunidades quechua hablantes. Quienes, al igual que todos, tienen derecho a acceder a la vacuna contra la COVID-19.
Es así que, hasta las comunidades de Cañas, Tasajeras del río y Chilcapampa, llegó el equipo del proyecto “Apoyo a la vacunación COVID-19 en Perú”, para apoyar y darle soporte a José y al personal de salud de Huarmaca, en el gran reto de vacunar contra la COVID-19 a la población mayor de 18 años. Esto se logró gracias a la gestión realizada por el proyecto con las autoridades de salud de Piura, como la Dirección Regional de Salud y la Micro Red de salud de Huarmaca, teniendo siempre como prioridad las zonas alejadas y poco accesibles. Y, como todo lugar con estas características, el presupuesto para el traslado de las vacunas y del personal de salud significó una ardua travesía superada con el apoyo financiero del proyecto.
Además, para hacer más visible los puntos de vacunación, se hizo la entrega de 5 banners informativos para la micro región de salud de Huarmaca. Asímismo, se diseñaron paletas coloridas con mensajes alusivos a la vacunación en español y quechua, lo cual resaltaba la diversidad cultural de la zona y animaba a la población a ver la vacunación como un momento de alegría porque las vacunas protegen nuestra vida.
El primer lugar visitado fue Cañas, donde la población se mostraba temerosa hasta que apareció José Chuquipoma, también conocido como “el médico del pueblo” en estos caseríos, los cuales son parte de la jurisdicción del Establecimiento de Salud de Jacapampa. “Chuqui es el único que nos tiene paciencia y siempre está pendiente de nosotros”, menciona Manuel Castro, quién fue el primer ciudadano en poner el hombro por Cañas. Y es que la población de los caseríos como Cañas, Tasajeras de río y Chilcapampa han tejido una serie de mitos. “Dicen que te ponen un chip”, “¡Y si me muero!”, estas son algunas de las frases que suenan entre el viento.
“¡Las vacunas salvan vidas! ¡Yo ya me vacuné y sigo con ustedes!”, dice José Chuqui ante los pobladores de las diferentes comunidades, pues el segundo lugar visitado fue Tasajeras del río. Allí el equipo de salud, liderado por José Chuquipoma, fue de casa en casa motivando a las personas a vacunarse. Entre los primeros se encontraban don Luciano Castro y su hija Esperanza, quienes agradecieron la llegada de las vacunas a su caserío y el trabajo de José junto a sus colegas de salud de Huarmaca.
Al día siguiente subimos a Chilcapampa, el caserío con mayor población quechua hablante de Piura. Al llegar, Chuqui, como también llaman cariñosamente a José, ya había reunido a los integrantes de la comunidad. Ellas resaltaban por sus largas faldas negras y sus coloridas blusas y mantas, mientras ellos usaban su tradicional poncho.
“Al inicio tenía miedo a la vacuna, pues había escuchado varias mentiras sobre ellas. Pero Chuqui me dijo que averiguara y descubrí que estas han sido hechas por grandes científicos. ¡Hoy quiero vacunarme!”, comenta Ilario Bernilla Reyes, de tan solo 22 años. El respeto y orientación brindada por José Chuquipoma a los jóvenes permitió que la gran mayoría de las y los lugareños se vacunaran. El abuelo de Ilario, don Santos Bernilla Manallai de 79 años fue uno de los pobladores de mayor edad del lugar en la jornada de vacunación.
Desde el proyecto se viene brindando soporte a la labor del personal de salud, en especial de aquellos que son parte de la comunidad, como José Chuquipoma. Esta es una oportunidad de hacer llegar las vacunas a las poblaciones más vulnerables y más alejadas de nuestro Piura. Porque la verdad es que, ¡las vacunas salvan vidas!, enfatiza José Chuquipoma.
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