Por: Marilú Chiang, Directora Ejecutiva
Es increíble cómo pasa el tiempo, parece ayer cuando caminábamos por Pampas de San Juan de Miraflores, en ese entonces devastado por la pobreza y las necesidades básicas: no había luz, agua, ni transporte suficiente pero sí había mucha energía y una constancia infinita de un grupo de jóvenes que acabábamos de terminar la universidad y llegábamos felices para hacer nuestro trabajo: atender a los pacientes en la posta, capacitar promotores de salud, medir y pesar a los niños para saber su estado nutricional; los resultados no eran nada buenos, era desalentador saber que eso ocurría en Lima, la ciudad más importante y desarrollada del país, se imaginan ¿cómo estaban creciendo los niños y niñas en el resto del país? Eran tiempos difíciles.
Así nace Prisma, un día como hoy, hace 33 años, haciendo investigación, evaluación nutricional y salud comunitaria; nuestros resultados fueron destacados lo que nos permitió expandirnos a todo el territorio nacional para luego implementar nuevas líneas de trabajo: producción y comercialización, saneamiento, fortalecimiento institucional, educación, gestión ambiental, aseguramiento de insumos para la salud y administración de fondos. Nuestra constancia, compromiso, eficiencia e innovaciones han hecho que hoy seamos una de las ONG más importantes del país, lo cual me llena de orgullo.
Prisma es un lugar abierto a nuevas ideas, al diálogo, al debate y a la construcción colectiva de un futuro mejor; para lograrlo nos hemos adaptado y reinventado varias veces. Hoy las necesidades son distintas, los problemas son otros, pero siempre estamos listos para dar una respuesta y liderar el desarrollo sostenible.
A veces me preguntan ¿cómo Prisma se ha adaptado al cambio y hoy sigue siendo una institución sólida y reputada?, mi respuesta siempre es la misma: innovar, trabajar generando alianzas y conocimientos compartidos, transferir experiencias para fortalecer a las comunidades; adaptarnos a las nuevas necesidades, respetando siempre la identidad cultural y social de la población, siendo inclusivos, sin admitir distinción o discriminación de género, raza, religión, creencias, u otros ; y lo más importante de todo, tener al mejor equipo de colaboradores, porque sin ellos nada hubiese sido posible.
El tiempo ha pasado y ahora, en mi rol de Directora Ejecutiva, sigo viendo la misma entrega y el mismo compromiso que cuando empezamos. El colaborador prismático contagia energía y constancia, que, sumadas a su gran talento, hace que seamos un equipo poderoso capaz de combatir a la desnutrición y la anemia; convertirnos en referentes internacionales en asistencia técnica en aseguramiento de insumos para la salud; fortalecer a las autoridades locales y regionales para que su liderazgo en gestión pública sea eficiente y mejore la calidad de los servicios básicos de cara al ciudadano con énfasis en la niñez; ayudar a que más familias accedan a agua segura y saneamiento; contribuir a la comunidad científica a través de nuestras investigaciones sociales y biomédicas; y así podría listar un sinfín de aportes, logros y retos asumidos en todos estos años.
Por último quiero destacar el rol de nuestros colaboradores, los verdaderos protagonistas de nuestra historia. A ellos todo mi agradecimiento, son los héroes de estos 33 años, la verdadera esencia de nuestra historia.
Datos de nuestros colaboradores:
