La automedicación puede poner en riesgo nuestra salud con consecuencias muy adversas si es manejada de forma irresponsable. En una nueva edición de Prisma Talks, hablamos con nuestro especialista en aseguramiento de insumos para la salud, José Ventura, sobre esta problemática.
Si amanecemos con algún dolor o malestar físico, nuestra acción inmediata es pensar en acudir a la botica o farmacia más cercana y preguntar por algún medicamento que nos alivie o comprarlo directamente. ¿Pero estamos tomando una decisión responsable o estamos poniendo en riesgo nuestra salud?
La automedicación se ha convertido en una práctica común y una posibilidad para que todos podamos acceder a tratamientos, pero muchas veces se realiza de manera desinformada e irresponsable.
La automedicación es el uso de fármacos sin la prescripción de un médico ni la orientación de un farmacéutico para tratar un malestar. “No es necesario que todas las afecciones que sufrimos tienen que pasar por consulta” “pero debemos saber que hay algunas que podemos manejarlas y otras no”, nos comentó José Ventura en nuestro Prisma Talks.
Para nuestro especialista en insumos para la salud, es necesario informar a la población sobre este tema para que conozcan los riesgos que pueden sufrir. “Es necesario educar para que cada uno, de manera responsable, decida bien frente al malestar o enfermedad que tiene, ya que la automedicación tiene un alto componente de responsabilidad con la salud de uno mismo”.
Esta práctica es considerada normal, e incluso parecer inofensiva, pero al no contar con orientación médica ni farmacéutica, existen varios riesgos latentes: casos de intoxicación, efectos no deseados en el hígado, ocultar signos o síntomas de otra enfermedad más complicada.
En relación a lo último, José Ventura asegura que ese síntoma, aliviado de manera momentánea con el fármaco, puede ser la expresión de una enfermedad más complicada y grave, lo que podría evitar que sea tratada con prontitud y, como consecuencia, generaría problemas mayores. Por lo cual, recomienda estar atentos a estas situaciones.
Asimismo, si uno cuenta con algún malestar adicional, condición o alergia, debe mencionarlo al farmacéutico a la hora de comprar un medicamento para que pueda ofrecer una mejor orientación dependiendo de su situación.
Automedicación en tiempo del COVID-19
En esta coyuntura del COVID-19, el especialista recomienda que la azitromicina, antibiótico promovido para mitigar los síntomas de esta enfermedad, sea solo utilizada en “tercera línea”, es decir cuando otros antibióticos no han tenido buenos resultados o no han surtido efecto.
“El uso indiscriminado de la azitromicina puede generar resistencia en las bacterias a los antibióticos y se convertirían en superbacterias. Esto se da normalmente en hospitales, pero la situación sería grave si se diera en comunidades”, aseguró José.
Para nuestro especialista, si existen casos de resistencia bacteriana en la población sería difícil identificar a las personas que tienen estas superbacterias, con quiénes han tenido contacto o por dónde han estado. “Y si estas superbacterias ya no responden a otro antibiótico disponible, nos quedaríamos desarmados para atacarlas. Por eso, es importante ser responsables con el uso de antibióticos”, agregó.
¿Una medicina para dos personas?
Si un familiar o amigo toma una medicina para cierto malestar o enfermedad, no es seguro que vaya a funcionar de manera igual contigo.
“No es recomendable usar el mismo producto, ya que no sabemos si lo que te está pasando a ti es lo mismo que le pasó a la otra persona. Cada uno tiene una forma de reaccionar a una patología, entonces no es responsable compartir el medicamento”, aseguró.
Otras recomendaciones
José Ventura recomendó que las medicinas no deben ser conservadas en la cocina, ni en el baño, sino en un botiquín ubicado en un espacio sin humedad, calor, ni mucha luz. Si no contamos con un botiquín, se puede utilizar el cajón del velador, o una caja de zapatos.
“Las moléculas de los fármacos son muy susceptibles, no debes colocarlos en el baño porque hay mucha humedad, la cual puede afectar la estabilidad del fármaco; o tampoco en la cocina por el calor que hay en ese ambiente y puede degradar o alterar el producto o fármaco, lo cual podría producir una intoxicación”, aseguró.
Además, existen medicamentos que son sensibles a la luz, dejarlos en una ventana no es una opción. Por ejemplo, los frascos que vienen en color ámbar, ya nos dicen algo, que su contenido puede ser afectado por la luz y alterar su composición.
“Es importante tener identificado el producto, para saber en qué momento se usó, fecha de vencimiento, el efecto que tiene. Recomiendo colocarlo en una bolsita, y es mejor si está junto a su receta.”
Finalmente, resaltó que no se debe satanizar la práctica de automedicación, pero sí es necesario e importante que todos seamos responsables para cuidar nuestra salud.
Por eso, en este contexto por el COVID-19 y el confinamiento, es necesario reforzar nuestro compromiso con nuestro bienestar y el de nuestra familia. La automedicación responsable e informada es una de las formas de lograrlo, y contribuir con nuestra comunidad.
¡+Conectados con la responsabilidad del cuidado de nuestra salud!